Historia, patrimonio y elegancia: este de Francia

La Dama de Hierro, uno de los monumentos más fotografiados del mundo, es un faro brillante en la Ciudad de la Luz. Su explanada, césped y jardines vibran de energía, mientras que las tres plataformas de observación de la torre ofrecen vistas panorámicas cada vez más impresionantes.

Montmartre, un pueblo dentro de una ciudad, fue el lugar favorito de artistas, poetas y otras mentes vanguardistas. Vale la pena visitar su emblemática Basílica del Sagrado Corazón, al igual que los cafés, las tiendas y las galerías que bordean las románticas calles adoquinadas.

A ambos lados del Sena se encuentran algunos de los barrios más codiciados de la ciudad. Pasee a orillas del río para admirar monumentos famosos, jardines y puentes, o relájese en el muelle como hacen tantos parisinos. Para tener otra perspectiva, disfrute de un crucero por el río.

Encargado por Napoleón III, el Palais Garnier es una obra maestra de la arquitectura de las Bellas Artes. Durante una visita o una actuación de ballet, descubra la opulencia como la gran escalera y los mosaicos del techo que brillan a la luz de los candelabros dorados.

En bicicleta o en automóvil, viajar por la ruta del vino lo lleva por colinas onduladas salpicadas de viñedos bien cuidados y numerosas fincas vitivinícolas. Consiga suministros en un mercado local y en una cava, luego disfrute de su pícnic rodeado de impresionantes paisajes.

Una característica distintiva de Alsacia son las casas de colombage con brillantes detalles de color que bordean estrechas callejuelas, lo que les da a los pueblos y ciudades de la región un encanto de cuento de hadas. Busque formas simbólicas creadas por las vigas, como la Cruz de San Andrés y el Árbol de la Vida.

Estrasburgo es la encrucijada histórica de Europa. De hecho, su propio nombre significa “pueblo de calles”, ya que sus carreteras de la era romana y su ubicación central la convirtieron en una ciudad clave en la antigüedad. Explore su elevada catedral, sus encantadores canales y el distrito de la Petite France.

Cada diciembre desde 1570, Estrasburgo arma su mercado “Christkindelsmärik”. Además de ser el mercado navideño más antiguo de Francia, también es el más grande, con más de 300 puestos que venden vino caliente, castañas asadas, pan de jengibre y otras delicias invernales.

Al igual que la mayoría de las ciudades europeas, Vieux Lyon cuenta con edificios centenarios, animadas plazas públicas y un laberinto de calles estrechas. Pero pocas tienen pasajes ocultos utilizados por los comerciantes para viajar sin ser vistos. Hoy en día, muchos de estos pasajes o traboules están abiertos al público.

Los bouchons son los acogedores restaurantes que ayudan a proteger las tradiciones culinarias de Lyon. Los clásicos incluyen platos a base de vísceras y otros con carne, ensaladas y quenelles (bollos de pescado). Para los amantes de los dulces, los pralinés rosas se encuentran en pasteles, helados y más.

En la confluencia de los ríos Ródano y Saona, Lyon se encuentra en un valle entre dos colinas. Una es La Croix-Rousse, donde comenzó la industria de la seda de la ciudad. La colina Fourvière está coronada por una ornamentada basílica neobizantina y ofrece vistas inolvidables de la ciudad.

Antes de que Lyon fuera Lyon, era la ciudad romana de Lugdunum. Su Gran Teatro y Odeón en Fourvière Hill han sido cuidadosamente restaurados y, una vez más, son sedes de espectáculos. El Museo Galo-Romano está escondido bajo tierra para exhibir mejor el lugar.

Siga los pasos de Paul Cézanne, quien adoraba su ciudad natal y pintó aquí. El centro de la ciudad nunca deja de cautivar con sus hermosas calles, su mercado y su arquitectura. Aix-en-Provence también es conocida por sus aguas termales, algo muy apreciado por los romanos.

Una de las imágenes icónicas del soleado sur son los campos de lavanda, cuyas flores son las más gloriosas a mediados de julio. Viaje por las Rutas de la lavanda para disfrutar de un placer multisensorial y disfrute de uno de los festivales que tienen lugar durante la temporada de cosecha.

Fundada alrededor del 600 a. C., Marsella es la ciudad más antigua del país. El animado Vieux Port es donde se asentaron los focenses y sigue siendo una de las principales atracciones. Al norte se encuentra Le Panier, un antiguo distrito conocido por sus encantadoras calles y coloridos murales.

Al sur de Marsella, el Parque Nacional de Calanques se estableció en 2012 para proteger los entrantes de paredes empinadas (calanques), calas escondidas, aguas turquesas cristalinas y una biodiversidad excepcional de esta zona única. Su extravagante belleza es deslumbrante en cualquier estación del año.

Esta ciudad, sede del Festival de Cine de Cannes, atrae a celebridades y a las personas más adineradas. Su extenso paseo marítimo está rodeado de tiendas de diseñadores y hoteles de lujo por un lado, y playas de arena por el otro. Las encantadoras islas Lérins se encuentran a corta distancia en autobús.

F. Scott Fitzgerald, Pablo Picasso y muchos otros quedaron bajo el hechizo de esta ciudad turística, al igual que usted cuando explore su casco antiguo amurallado, las hermosas playas, los senderos costeros, Marché Provençal y Port Vauban con sus numerosos megayates.

La ciudad líder de la costa irradia belleza. Vieux Nice es un distrito vibrante con calles adoquinadas, un mercado que abre todos los días y un icónico paseo marítimo. Suba a la cercana colina del castillo para disfrutar de vistas panorámicas de la Bahía de los Ángeles y sus aguas turquesas brillantes.

Las numerosas boutiques de diseñadores de la Costa Azul satisfacen todos los deseos de compras de lujo. En los mercados de la región, busque especialidades provenzales como jabón de oliva, coloridas mantelerías, sombreros y canastas de paja, y todo tipo de productos de lavanda.